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Aftersun sin sun

C. escribió nada más salir del cine. Aún moqueando, y sospecho que tras mi cargante insistencia con Normal People quería comentar Aftersun. Ante el reclamo cómplice y con Paul Mescal como protagonista, prometí hacer los deberes.

No será un filme exitoso en este presente de la inmediatez y el envoltorio, porque en pantalla todo se centra en lo no dicho, en las señales imperceptibles, en los nuevos significados del puzzle, hasta que se revela como la foto polaroid. Una hija que vuelve sobre los videos de aquellas vacaciones con su padre e intenta ubicar las piezas y las sensaciones. Al menos descubrirlas desde la perspectiva de la edad adulta.

Me gusta la estructura narrativa porque se construye como los recuerdos, con golpes de luz donde la perspectiva y el tiempo enfoca lo que estaba pasando y no supimos o no podíamos ver entonces. Nada acontece de modo lineal, aunque juguemos a que los relatos tengan principio, nudo y desenlace, casi nunca es así. Y después está el uso de la música (que ni manipula, ni potencia momentos emocionales, pero se suma al caleidoscopio). Pocas veces Bowie y Mercury sonaron más sentenciosos en su "Under Pressure"... La música, que siempre la sumamos a posteriori, acaba de positivar la foto.

Triste, melancólica y lenta, porque la vida no son los reels de IG. A Paul Mescal le queremos. Y el póster juega a haber sido doblado y guardado como recuerdo. Voy a llamar a C.






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