El otro día hablaba en el descansillo sobre la injusticia, la venganza y a dónde nos lleva, Y me acordé de uno de los libros del catálogo. Así que le toca a la caperucita de Marjolaine Leray. (Océano Travesía 2009) una actualización del cuento de Perrault, llena de humor en su forma más violenta y en la que igual que ocurre en el cuento original, la niña sale ilesa. En este caso, además se venga y castiga al lobo por pretender abusar de ella y "comersela".
Que te parece Doe, ¿qué piensas de la venganza?
Título: Una caperucita
Autora e ilustradora: Marjolaine Leray
Editorial: Océano Travesía
Año: 2009
Páginas: 36
Encuadernación y formato: 20,5 x 26,6 cm. Tapa dura.
Idioma: castellano
A pesar de su aparente simplicidad, lo esquemático de sus ilustraciones y la escasez de texto, se trata de un libro que requiere conocer el referente y el funcionamiento de la ironía, (aunque bien puede utilizarse para iniciarse en ella).
En formato pequeño y apaisado que comienza y termina en las guardas, es este un album minimalista, en los trazos, la ambientación y en los colores. Encuadrada en un plano fijo sobre fondo blanco y sin acudir a escenarios ni personajes secundarios, se construye una historia sin narrador que se desarrolla a través de las ilustraciones y diálogos muy escuetos. Solo el lobo y caperucita. Unos personajes que son casi borrones garabateados, cada uno de ellos representado en un color (rojo y negro) en las ilustraciones y la tipografía.
Esta vez, Caperucita lejos de dejarse engañar seduce al lobo con su aparente inocencia. Es una Caperucita astuta e inteligente que pone límites al lobo y le para los pies, dejándolo totalmente descolado (cuando abre la boca para comérsela, le dice que le huele el aliento). Después haciendo alusión al cuento, se lo lleva a su terreno sin que se entere, y llega a cabo su amable venganza. A los impulsos descontrolados del lobo para comerse a su víctima, responde caperucita con una estrategia fría y calculada. Contrapone la inteligencia a la fuerza bruta y a la violencia física y evidente, otra más fina y meditada, aunque igualmente cruel. Lanza el aviso a los lobos de que es mejor no jugar con las caperucitas.
El álbum que utiliza el cambio de roles entre víctima y agresor y la metaficción se vale de la sorpresa y la incongruencia que se produce frente a nuestras expectativas (y las del lobo) para generar la risa.
De hecho, podríamos casi decir que Caperucita ha salido a buscar al lobo. Que sabe que si pasa por delante, se comportará como el lobo del cuento y como les pasa a todos los lobos, intentará comerse a la "inocente" y tierna niña. Conocedora de esa superioridad que el lobo cree tener, la utilizará para vengarse. Pero es la niña la que se encuentra en todo momento en una situación de superioridad, conoce los movimientos del lobo, se sabe el cuento y lo recita segura de que el lobo responderá según el guión jugando a descolocarlo. Tranquila en todo momento, en su papel de niña dulce y amable le ofrece un caramelo y se sienta a ver cómo se muere atragantado y ya en las guardas se rie de él por ser tan ingenuo. Es la historia de una venganza. La venganza de Una Caperucita contra Un lobo en nombre de todas las caperucitas anteriores.
Esta venganza de Caperucita frente al lobo es en cierto modo la venganza del pequeño frente al mayor y al más fuerte y nos muestra que la astucia también es un arma.
George Orwell en su columna de 1945 La venganza es amarga" decía "toda la idea de venganza y castigo es un ensueño infantil. En rigor, eso que llaman “venganza” no existe. La venganza es un acto que uno quiere cometer cuando está desvalido y porque está desvalido; apenas desaparece el sentimiento de impotencia, se desvanece también el deseo. Y ¿qué mejor prueba de que no estamos desvalidos que elaborar una venganza simbólica, en la ficción, que nos permite reírnos de ese deseo, a la vez que le damos espacio?
Es comprensible que las caperucitas y la infancia se identifiquen con ese deseo, que proviene del sentimiento de impotencia, de hacer pagar por el mal infligido.
A medida que crecemos el proceso civilizador de la socialización hace que la frustración por la injusticia no se transforme en venganza violenta pero eso no impide que, en lo simbólico, la idea de esa venganza produzca placer y satisfacción. Existe una necesidad de resarcimiento de la víctima, y el humor permite tomar distancia, es una forma de elaborar una venganza simbólica, conversar con la razón, desmantelar la pasión y producir la catarsis sin necesidad de violencia.
En definitiva, Una caperucita es una re-escritura del clásico que encaja mejor con nuestros tiempos pero que, en todo caso, retoma la esencia del personaje, quien en la historia original, vence al lobo sin la ayuda de nadie.
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